¿Por dónde anda latiendo Casa de Encuentro?

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lunes, 17 de agosto de 2009

Si de verdad estás buscando una oportunidad de parar, para conecerte y Conocerlo...

Hace unos meses empezamos Habla Señor, con muchas expectativas porque la propuesta era novedosa respecto de los años anteriores; esto de recorrer la vida de un personaje bíblico que "ha llegado ha ser amigo de Dios" como nos propone el p. Gerardo, era inédito para los jóvenes de Casa de Encuentro.


Pues bien, ahí estuvimos ese primer encuentro, aproximándonos a Abraham, y descubriendo cuanto tiene que ver su vida con la nuestra, como el camino de la Fe nos convierte también a nosotros en peregrinos, nos desinstala. Aprendimos que saber esperar vale la pena y que la gratificación es inmensa cuando las cosas llegan en el tiempo dispuesto por Dios. Nos enseñó Abraham también que estamos llamados a vivir vidas grandes, amores para siempre, sueños que empiezan acá y ahora y que se completarán en la eternidad. Mirándonos como en un espejo en la vida del padre de la Fe, pudimos hacer memoria, una vez más, de como Dios hace nuevas todas las cosas, y como Él escribe derecho en los renglones que con nuestros caprichos torcemos. Y vimos muy claramente que, quien se deja conducir por Dios en este camino de ir siempre hacia adelante, quien se deja educar por Él en esto de saber esperar, quien se deja perdonar a pesar de las caídas y vuelve a poner su vida en manos del Padre, ese hombre es un hombre feliz, generoso, incondicional a Dios y atento a las necesidades de todos los hombres.

En el segundo encuentro nos acercamos a Moisés. Y Dios nos regaló comprender la urgencia de mantenernos sensibles e inquietos ante el sufrimiento de nuestros hermanos; pero también nos muestra cuanto podemos equivocarnos cuando nos arrojamos al vacío de nuestros impulsos más primitivos y queremos ser héroes según nuestros precarios criterios en lugar de dejarnos conducir por Su Corazón. Descubrimos la importancia del tiempo de desierto, el valor oculto de la aparente gris cotidianeidad, la obra silenciosa pero constante del Padre en los corazones aplicados a los a veces rutinarios deberes de estado. Y como desde esa experiencia brota luego todo lo que necesitamos para descubrir y responder al llamado, y aún más, para soportar la dureza de la misión cuando todo parece encaminarse hacia el fracaso. Y entre otras muchas cosas, a través de Moisés entendimos que un verdadero líder es aquel que aprende a ser padre en el diálogo permanente con el Padre.

Un buen domingo llegó David, y se nos movió un poco el piso. Conociendo la historia de este amigo de Dios y su camino a veces sinuoso, a veces errático, a veces regresivo, descubrimos muchas de nuestras idas y vueltas, nuestros condicionamientos más antiguos y sus réplicas en el presente. David nos ayudó a ver que detrás de las aparentes buenos proyectos que emprendemos algunas veces puede haber motivaciones oscuras, egoístas, sin Dios; que somos hombres con historia y que ese pasado necesita ser iluminado por Dios, aceptado por nosotros y transformado en un presente de libertad interior, de valores nuevos y de deseos puramente evangélicos. Por David emprendimos un caminito hacia adentro y hacia atrás con el fin de abrirle paso a Dios para que sane, alivie, muestre, libere y ame nuestra pequeña historia, y desde ahí volver a avanzar con Él y según Él por los senderos nuevos.

Y el último domingo nos encontramos con un amigo de Dios por Jesús, Pedro. Un hombre que al igual que nosotros es llamado desde su sencillez, desde su esencia, desde lo que es, lo que conoce y lo que vive. Por eso, a través de Pedro entendimos que Dios nos conoce y nos ama desde nuestra realidad más natural, más cotidiana y más sencilla. Que nos mira con amor y nos pide que rompamos con los viejos rituales, que nos atrevamos a innovar, a ir en contra de la corriente, que nos animemos a hacer el ridículo y a esperar contra toda esperanza… Y ahí, en medio de la tarea, se nos revela tremendo y fascinante, y nos enamora y nos invita a seguirlo.

Vimos que al igual que Pedro, solemos pasar mucho tiempo junto a Jesús, vivimos a su lado experiencias profundas, recibimos todo de su generosidad y le ofrecemos humildemente lo nuestro para que se valga de ello en beneficio de los hombres, pero sin embargo, no lo conocemos, no sabemos con Quien estamos tratando, Quien es el que nos ama y que es lo que espera de nosotros. Y nos sentimos desconcertados, confundidos, ya no sabemos quienes somos. Hemos dejado atrás al hombre viejo y no acabamos nunca de ser el hombre nuevo. Hasta que la Misericordia de Dios nos toca profundamente, la mirada de Jesús anonadado y obediente por amor a nosotros se posa en nuestros ojos y nos revela la inmensidad de su amor y recuperamos nuestra identidad de hijos de Dios, de amigos de Jesús, de hombres nuevos según el Evangelio, de pescadores de hombres y pastores de su rebaño. Y recién entonces empezamos a transitar el proyecto personal, conducidos por el Amor.

Por todo esto, y por todo lo que seguiremos descubriendo y haciendo resonar en nuestra vida a través de los amigos de Dios... te invitamos una vez más a regalarte la oportunida de mirarte en estos hombres de Dios para ver la obra de Él en tu vida, de encontrarte en ellos para dejarte encontrar por Él que te ama con locura y te espera desde la eternidad. Para dejarte amar por el Amor que plenifica, que salva y que la da sentido a tu vida. Si de verdad estás buscando una oportunidad de parar, para conecerte y Conocerlo... aprovechalo. ¡Te esperamos!

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